La principal función de la vitamina E en el organismo es como agente antioxidante y anti radicales libres. Protege de la oxidación a las grasas de las membranas celulares, manteniendo la integridad y el buen funcionamiento de la célula. Evita la oxidación del β-Caroteno, del colesterol LDL y aumenta los niveles del HDL. También puede proteger frente a la acumulación de sustancias degenerativas en el sistema nervioso central, pulmón, riñón, tejido graso y músculos.

La vitamina E regula la función de la Coenzima Q10 y otras enzimas y proteínas que son importantes para el crecimiento sano de los tejidos corporales, y también contribuye al buen estado del sistema reproductor. Juega un papel muy importante en la respiración celular de todos los músculos, sobre todo el cardíaco y esquelético, haciendo que puedan funcionar con menos oxígeno y sean más resistentes a la fatiga. Además favorece la vasodilatación, lo que mejora el flujo se sangre al corazón y disminuye la presión arterial. También tiene propiedades anticoagulantes.

Por vía oral o tópica, mejora la elasticidad y ayuda a la regeneración de la piel.