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Vitaminas y minerales para mejorar la efectividad de la vacuna COVID-19 (I)

Después del anterior post dónde tratábamos las diferentes vacunas de la COVID-19, sus efectos y con el sinfín de noticias relacionadas con la vacunación actual ¿y ahora qué? Se nos presenta un nuevo escenario con nuevas cuestiones. ¿Con la primera dosis, nos habremos inmunizado? ¿Cuánto? Y otra cuestión que nos planteamos… ¿Se puede aumentar la efectividad de las vacunas? En este post, del cual hemos dividido en dos partes, queremos avanzar que un buen estado nutricional contribuye a una salud sana, por lo que nos preguntamos si es posible mejorar la efectividad gracias a las vitaminas y minerales. Vamos a ello, ¡no te lo pierdas!

Una dieta equilibrada es esencial para tener un buen estado nutricional y una salud fuerte. Sabemos que, si nos alimentamos bien, reduciremos el riesgo de sufrir alguna enfermedad. Tanto es así, que, tras muchas revisiones científicas concluyentes, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha realizado una serie de declaraciones donde trata las diferentes propiedades saludables de los nutrientes. Así mismo, la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) deja a disposición pública un buscador de declaraciones nutricionales y saludables. Os dejamos los links para que, si te es de interés, las consultes.

Volvemos al tema que nos interesa, nos centramos de nuevo en la inmunidad. La vida nos ha cambiado mucho este último año y medio. Desde finales de 2019 ya venimos oyendo la existencia de un nuevo virus que poco después afectaría a nivel mundial y causaría esta pandemia. El sistema inmunitario es primordial para afrontar este virus. Una buena alimentación contribuye a tener un sistema inmune en condiciones normales, pero, ¿qué nutrientes son los que contribuyan a esta inmunidad? Según los estudios realizados y las declaraciones de la EFSA y AESAN, las vitaminas A, B6, B9, B12, C y D, y los minerales zinc (Zn), selenio (Se), hierro (Fe) y cobre (Cu) han demostrado que contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmunológico.

 

Los ancianos, factor de riesgo

Es conocido que, con el paso de los años, nuestro organismo se debilita, y lo que más se ve afectado es el sistema inmunitario. Es por ello que la vacunación se ha centrado en primera instancia en las personas de la tercera edad.

La inmunosenecencia es la disminución de la capacidad de respuesta del sistema inmunitario debido a la edad. El envejecimiento afecta a nivel general en el organismo. Por ejemplo, a nivel celular, afecta a la capacidad que tienen para proliferar. Esto tiene consecuencias visibles. Como su capacidad para fabricar anticuerpos ante una infección. Cuando ataca un virus o bacteria, el sistema inmunitario debe responder, pero este lo hace con poca capacidad y lentamente. Si el antígeno es reconocido, la capacidad de responder ante esta nueva intrusión, está conservada, es decir que actúa con “cierta” rapidez. Sin embargo, cuando el antígeno es nuevo, la capacidad del sistema inmune a responder se ve disminuida.

Es por ello que la vacuna puede estar limitada en ancianos. El objetivo de la vacuna es que el cuerpo genere anticuerpos, sobre todo de memoria, para prevenir la infección. Si tenemos un sistema inmune deprimido, es posible que esta vacuna no acabe de hacer el efecto completo deseado. Por ello es importante un buen estado nutricional que nos aporte los nutrientes necesarios para reaccionar de manera más efectiva.

 

Vitaminas y sistema inmune

Vitamina A

La vitamina A tiene la capacidad de estimular la producción y la actividad de los linfocitos u células natural killer (NK). Los linfocitos o glóbulos blancos, atacan a los invasores y ayudan a producir los anticuerpos.

Por otro lado, la vitamina A contribuye a mantener las mucosas en perfectas condiciones. La mucosa hace de papel protector y función barrera, sobre todo de las vías respiratorias. Un déficit de vitamina A causa que los cilios que protegen las mucosas de la nariz y pulmones se queden inmóviles, con lo que dejan de cumplir su función. Para expulsar antígenos es necesario que los cilios tengan movilidad. Además, con la reducción de movimiento, se crea una mucosa espesa, que es un medio de cultivo ideal para los agentes patógenos. Por otro lado, su déficit ocasiona la disminución del tamaño del timo y bazo, reducción de la actividad de NK y menor producción de linfocitos.

Según los estudios, una complementación con betacarotenos, estimula la inmunidad celular e inmunidad humoral, incrementando estos linfocitos y NK, pudiendo ejercer un efecto preventivo frente la incidencia de ciertas patologías. (Chew y Park, 2004)

Fuentes de vitamina A

La vitamina A se encuentra en su forma activa en productos de origen animal de los cuales se destaca el aceite de hígado de pescado, sardinas, atún, yema de huevo, mariscos y lácteos enteros (en los lácteos semidesnatados o desnatados hay poca cantidad).

En los alimentos de origen vegetal se encuentra el precursor “provitamina A” en forma de carotenoides. Estos carotenoides dan un color amarillento y naranjado a los alimentos. En concreto los betacarotenos. Una vez en el organismo, los betacarotenos se transforman en vitamina A.  dentro de los alimentos de origen vegetal encontramos principalmente la zanahoria, calabaza, caqui, mandarinas, naranjas, papaya, rúcula, espinacas, brócoli, pimiento rojo y boniato.

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-a/

 

Vitamina B6, B9 y B12

Las vitaminas del grupo B son las siguientes vitaminas en nuestra lista que contribuyen a mejorar el sistema inmunitario. En este caso, la importancia se observó a través de los estudios cuando el sujeto tenía deficiencia de estas vitaminas. Se comprobó que un déficit tenía como consecuencia una disminución de anticuerpos. Aparentemente, las vitaminas del grupo B se implican en la defensa inmunitaria de diferentes formas. Particularmente, las vitaminas B6, B9 y B12 son fundamentales para formar los glóbulos blancos. Es por ello un bajo consumo provoca que el organismo tenga más predisposición a sufrir infecciones y reducir la posibilidad de curarnos rápidamente.

Su déficit también se asocia a una reducción del tamaño del timo, disminución de la producción de linfocitos frente a un antígeno. También se ve afectada la función inmune celular (que se manifiesta como hipersensibilidad cutánea), la función inmune humoral y la capacidad fagocítica.

Fuentes de vitaminas B

  • Vitamina B6: En productos de origen animal los encontramos en casi todos los pescados de los cuales se destacan sardinas, boquerones y salmón. También se encuentran en huevos, quesos curados, vísceras. La carne también la contiene pero en menor proporción que el pescado. En productos de origen vegetal se destacan en cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas y verduras en general.
  • Vitamina B9 o ácido fólico: La encontramos principalmente en las hojas verdes como acelgas, coles, espinacas. También las encontramos en las legumbres, semillas de lino y sésamo, pipas de girasol y cereales integrales.
  • Vitamina B12: Sólo se encuentra en alimentos de origen animal destacando carnes, pescados y mariscos. En menor proporción en huevos y lácteos. Las personas veganas al no consumir este tipo de alimentos tienen carencias de esta vitamina con lo que se hace necesario suplementar.

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-b6/

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-b9-o-acido-folico/

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-b12/

 

Vitamina C

Antes de empezar, recordamos un anterior post donde relacionamos el consumo de antioxidantes y sistema inmunitario, en concreto este post habla de la vitamina C.

¿Cuál es la clave de la vitamina C? El cometido de su efecto es aumentar la producción de interferón. El interferón es una proteína que ayuda a proteger las células del cuerpo de cualquier infección viral que las haya infectado. Además, participa en la síntesis de colágeno y en la producción de leucocitos y linfocitos. Según los estudios realizamos, un déficit de vitamina C afecta tanto a nivel de inmunidad innata (células NK, función fagocítica y oxidativa de neutrófilos) y a la inmunidad específica (células T y B) (Grimble, 1997).

La vitamina C parece ser capaz de combatir agentes patógenos en una fase temprana de invasión en el cuerpo. Trabaja en conjunto con los glóbulos blancos y mejora su función antibacteriana. Ante una infección, el requerimiento de vitamina C es mayor, con lo que una administración adecuada puede reducir la frecuencia y su duración.

Fuentes de vitamina C

La vitamina C predomina mayoritariamente en frutas, verduras y hortalizas. Destaca sobre todo en cítricos como naranja, mandarina, pomelos y otras frutas como papaya, kiwi, fresas. En verduras las encontramos en pimiento rojo, coles de Bruselas, brécol, espinacas o canónigos.

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-c/

Vitamina D

Entre sus funciones, la vitamina D participa en la regulación de la homeostasis del calcio y del fósforo, pero además, tiene un papel muy importante en la modulación de la repuesta del sistema inmune.  Actúa en la respuesta innata y la adquirida:

  • Sistema inmunitario innato: Estimula los macrófagos y las células dendríticas. Estas actúan en primera línea del sistema inmune reaccionando rápidamente en caso de agresión.
  • Sistema inmunitario adaptativo: Estimula la producción de linfocitos.

Por otro lado, aumenta los mecanismos que contribuyen a eliminar los patógenos, como por ejemplo en la síntesis de agentes antimicrobianos por las células inmunitarias. Otra de las funciones es que contribuye a prevenir de infecciones pulmonares agudas. Según los estudios, la suplementación de vitamina D3 reduce el riesgo de contraer infecciones en las vías respiratorias. Esto además se debe gracias a que esta vitamina permite mantener las mucosas en bueno estado. No sólo la mucosa respiratoria, también la intestinal. Las mucosas bloquearán el paso de los patógenos al torrente sanguíneo y mantendrán, además, la flora intestinal en buenas condiciones.

Fuentes de vitamina D

La vitamina D la podemos obtener mediante dos formas, a través de la alimentación (10-20%) y por la síntesis cutánea por la exposición solar. Dentro de los alimentos destacamos los lácteos enteros, la yema de huevo y pescado azul (atún, bonito, arenque).

Por lo general, todos tenemos déficit de vitamina D, por ello se hace imprescindible suplementar. Además, con la edad, la síntesis de esta vitamina se ve disminuida.

https://nutricion.org/portfolio-item/vitamina-d/

 

Tras esta primera parte…

Todas las vitaminas y los minerales son importantes, pero si estás realmente preocupado por el sistema inmunitario es posible que tengas que suplementar. A continuación os dejaremos recomendaciones de productos con estas vitaminas mencionadas anteriormente:

Esperamos que este post les haya resultado interesante. Hemos querido aclarar tantos conceptos que se nos ha hecho demasiado largo. En el siguiente hablaremos de los minerales que contribuyen a mejorar el sistema inmunitario y finalizaremos con en el tema que tanto interesa: si las vitaminas y los minerales pueden mejorar la efectivad de las vacunas y sobre todo la vacuna COVID-19.

 

 

Miriam Barceló Camacho

Dietista/Nutricionista

Texto adaptado

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