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El estrés en la actualidad y cómo gestionar este problema de salud mental

Salud mental

No podemos dejar de mirar hacia atrás. Siempre que lo hacemos recordamos ese “año que nos robaron o que perdimos por el COVID-19”. Aislamiento, incertidumbre, estrés, ansiedad, depresión… Nos enfrentamos a muchos sentimientos diferentes de los cuales, es posible que todavía arrastremos. Ahora, puesta la mirada en el presente o incluso en el futuro, seguimos enfrentándonos a situaciones duras que hacen la vida cuesta arriba. A nuestras preocupaciones habituales como las cuestiones del hogar, laboral, familiar e incluso propias, se le suma factores externos como el conflicto actual que vivimos que se ha visto incrementado el precio de los combustibles, escasez de alimentos, problemas en los transportes… y el pensamiento de que va a pasar en un futuro… El estrés en la actualidad ha dado un paso más y si no le ponemos freno, podemos acabar con otros problemas de salud mental más graves como la ansiedad.

Cada vez más, los problemas sobre el estado de salud mental están adquiriendo mayor importancia. La atención sanitaria a la salud mental, desde hace años, sufre unas carencias importantes y debido a la pandemia, esto se ha hecho más evidente. Tal es así, que tras la pandemia del COVID-19, estos problemas de salud mental ocupan por primera vez un puesto entre los 10 principales riesgos, concretamente se sitúa en el sexto riesgo global para el 2022. Los problemas de salud mental son un impacto grave que afecta el bienestar, la cohesión social y la productividad. Entre los factores, se ha comprobado que hay un incremento de la soledad y el aislamiento social, que, a raíz de la pandemia, produce casos de estrés, ansiedad o depresión.

En este post os explicaremos el estrés, un problema de salud mental, como afecta a nuestra salud y cómo podemos gestionarlo e intentar prevenirlo.

 

El estrés, un problema de salud mental

El estrés es una respuesta mental y/o física a una causa externa. Esto sucede cuando tienes mucho que hacer y no dispones de tiempo para hacerlo. También puede aparecer durante una enfermedad.

El estrés es una respuesta natural para ayudarnos a sobrevivir a una situación peligrosa. Por ejemplo, un tipo de estrés sería el momento de asustamos cuando un coche se nos acerca peligrosamente. En ese momento nuestro cuerpo segrega una serie de hormonas que nos ponen en alerta y nos impulsan a salir corriendo para evitar un accidente.

Otro tipo de estrés leve sería, cuando nos ponen una fecha para realizar un trabajo. Este estrés nos impulsa a trabajar con más ahínco para terminar la tarea a tiempo. Sin embargo, pasado este plazo, el estrés desaparece.

Por otro lado, si nos ponemos a mirar, la etapa de la pandemia del COVID-19 también fue, para muchos, una época de mucho estrés. Por muchos motivos… miedo a infectarse, temor al impacto socioeconómico, miedo a no tener contacto con tus seres queridos y finalmente agorafobia o miedo a salir a la calle. Son tantas las preocupaciones, que esto causó mucho estrés a la población. A raíz de la pandemia y del incremento de los problemas mentales, la sanidad ha aumentado la preocupación por nuestra salud mental.

Sin embargo, a pesar de que la teoría es que el estrés se pasa cuando un problema se soluciona, tiene sus matices. Ciertamente, la forma de vivir de la sociedad actual y las situaciones en las que nos enfrentamos, constantemente estamos expuestos a situaciones de estrés. Realmente, parece que has terminado una situación estresante, para rápidamente encontrarte con otra. Así que el estrés que debería ser agudo, pasa a estrés crónico y éste es perjudicial para nuestra salud.

 

Desencadenantes del estrés

El estrés a largo plazo (estrés crónico) puede durar semanas, meses o incluso más. Y a medida que se prolonga, vivimos como si viviéramos amenazados.

Entre las causas del estrés a largo plazo se incluyen:

  • Estrés provocado por la rutina. Debido a funciones cotidianas como trabajo, escuela, familia, problemas económicos y otras presiones que nos atormentan a diario y que no terminan.
  • Estrés por cambios repentinos y/o difíciles. Como puede ser un divorcio, una enfermedad, una pérdida o disgusto laboral u otros que tienen un impacto prolongado.
  • Estrés traumático. Que puede ocurrir cuando pasamos una situación de peligro, daño grave o muerte. En este caso también podemos incluir casos como accidente grave, guerra o alguna consecuencia medioambiental como inundaciones, terremotos, huracanes, etc. Este tipo de estrés puede causar un trastorno de estrés postraumático (TEPT) de larga duración que requiere de tratamiento psicológico realizado por un profesional.

 

El estrés y las consecuencias para la salud

El estrés, como veníamos comentando, si se mantiene en el tiempo, puede ocasionar un problema para la salud. Entre los síntomas, estos pueden ser físicos y/o emocionales. Entre los más comunes:

  • Problemas de insomnio.
  • Dolores de cabeza.
  • Falta de concentración o mala memoria.
  • Falta de energía o cansancio excesivo.
  • Cambios de humor.
  • Variación y problemas relacionados con el peso. Como, por ejemplo, perder o ganar mucho peso.
  • Problemas en la piel como eczema o acné.
  • Molestias gastrointestinales como dolor estomacal, diarreas o estreñimiento, etc.
  • Dolores musculoesqueléticos como sentirse agarrotado, tenso o dolor de espalda.
  • Alteraciones en tu periodo o menstruación.
  • Falta de lívido.

 

Y si estos problemas persisten, puede afectar de manera grave a:

  • Presión arterial alta.
  • Insuficiencia cardiaca.
  • Diabetes.
  • Depresión o ansiedad.
  • Obesidad.

Información obtenida de la Biblioteca Nacional de Medicina, Medline.

 

Como prevenir o aliviar los problemas de salud mental

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Hay muchas maneras de reducir los efectos del estrés tanto en el cuerpo como en la mente.  Existen muchas herramientas para prevenir o aliviar este problema de salud. Sin embargo, es primordial:

  1. Identificar el problema que te preocupada y reconocer cuando el estrés se agrava. Es importante que examinemos los síntomas físicos y emocionales que estamos experimentando como, por ejemplo, exceso de cansancio, dolores de cabeza, músculos tensos o cambios de humor.
  2. Revisa tu estilo de vida. Hazte las siguientes preguntas, ¿estás asumiendo más funciones de las que deberías? ¿podrías pedir ayuda y entregar parte de tu trabajo a un compañero? ¿tomas una pausa para respirar e intentas tomarte la vida más pausadamente? Muchas veces creemos que podemos y no es así. A veces el orgullo nos impide pedir ayuda. No es ni una vergüenza ni tampoco has fracasado si no puedes terminar una labor por pedir una mano. Con lo que intenta tomarte un respiro, trágate ese orgullo y comparte tus labores. Verás como todo se soluciona.
  3. Construye relaciones que te apoyen. Tus familiares o tus amigos cercanos son una medicina. Te aconsejo que tires de ellos, solicites ayuda y consejos para manejar tus problemas. Conocer gente, compartir actividades, apuntarse a un curso… puede ayudar a expandir su círculo social y hacer algo diferente que nos hagan olvidar los problemas. Otra opción es realizar actividades como voluntariados que pueden hacer cambiar la perspectiva de la vida y tener un impacto beneficioso en el estado de ánimo.
  4. Come saludablemente. Una dieta saludable también contribuye a mejorar el estado de ánimo. Es importante comer verduras, frutas, que tienen vitaminas y minerales que ayudan al bienestar mental.
  5. No fumas ni bebas. Aunque parece contradictorio, el alcohol es un depresivo. Confundimos el concepto porque “beber un poco nos aporta un toque de felicidad momentánea”. Pero es un sentimiento equívoco. Realmente el alcohol es un depresivo del sistema nervioso que nos dejará aún más decaídos. Al igual que el tabaco, que nos provoca las ganas y la ansiedad constantemente de llevar un cigarro en la boca. El simple hecho de encender el cigarro, ya nos aporta una sensación de paz, pero que realmente es una sensación provocada por el estrés que nos ocasiona no estar consumiendo la nicotina del tabaco.

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Cómo librarnos del estrés

Por suerte, existen muchas actividades para relajarnos, solo hemos de encontrar aquella que te funciona y puede mejorar tu vida.

  • Practica el autocuidado, es decir, tomar un tiempo libre y meditar. Es importante que encontremos un hueco en nuestra apretada agenta para relajarnos. La meditación se puede practicar el cualquier lugar y en cualquier momento, con lo que no te pongas excusas. Si realmente quieres mejorar el estrés, tómate un tiempo para ti y para cuidarte. Puedes practicar Mindfulness (la atención consciente), que son consejos para prestar atención a un problema psicológico al momento presente.
  • Haz ejercicio. Una caminata diaria de 30 minutos puede ayudar a sentirse mejor y mantener fuerte el sistema nervioso. También puedes realizas actividades relajantes como el yoga, ejercicios de relajación (como respiración profunda o visualización) … que te mantengan activo, pero a la vez te hagan olvidar momentáneamente tus preocupaciones.
  • Intenta dormir lo suficiente todas las noches. Intenta hacer unas pautas diarias, evitar la cafeína y dormir una media de 8h por la noche. Si te cuesta conciliar el sueño, puedes ayudarte con alguna infusión con melisa, valeriana o pasiflora para mejorar la relajación. La melatonina también puede ayudarte en estos casos.
  • Mente positiva. Identifica tus pensamientos negativos e inútiles y ponte como meta superarlos.
  • No te olvides de tus familiares, amigos o si es necesario del profesional de la salud indicado para aliviar tu estrés.

La situación actual es altamente estresante para todos. Pandemia, hospitales, noticias no demasiado positivas… Es importante mantener las cosas en perspectiva y no ser demasiado duro con uno mismo. Hay que buscar cosas en la vida que sean positivas y anotar esas cosas que nos hacen sentir agradecidos.

 

Complementos alimenticios que pueden contribuir a mejorar la salud mental

El estrés puede hacer que la conexión neuronal esté “bloqueada” y no permitan que nuestras ideas o pensamientos fluyan con claridad. Que esto, a su vez, genera mucho cansancio mental.

Los complementos alimenticios nos pueden ayudar. Las vitaminas del grupo B pueden contribuir a mejorar los síntomas del estrés, cansancio, fatiga y pueden favorecer el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

  • Las vitaminas B2, B3, B5, B6, B9 y B12  pueden ayudar a disminuir el cansancio y la fatiga.
  • Vitaminas B1 y B8 , favorecen el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
  • La vitamina B5 es necesaria para un rendimiento intelectual normal.

Otro nutriente beneficioso para ayudar a reducir el estrés son los ácidos grasos Omega-3, en concreto el DHA, que contribuye al funcionamiento normal del cerebro y a la sinapsis neuronal.

Active Stress Control es un complemento alimenticio rico en vitaminas del grupo B y DHA. El cual puede ser un aliado perfecto para luchar en situaciones en las que sea necesario controlar el estrés.

 

Conclusión

Manejar tus emociones es una parte crucial de estar más presente en el momento. Muchas de las situaciones a las que nos enfrentamos afectan a nuestra función psicológica. Por ello recomendamos seguir nuestros consejos para aliviar el estrés y para mantener en condiciones normales el sistema nervioso, es bueno consumir vitaminas del grupo B y omega 3, DHA. Estos complementos alimenticios hacen que las neuronas se conecten correctamente entre sí, hace que los pensamientos fluyan y podamos tener una reacción adecuada ante una situación determinada.

 

 

Miriam Barceló Camacho

Dietista / Nutricionista

 

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